Me gusta una horterada

Incluso a Cate Blanchett le pasan estas cosas...


Situación que se da hasta en las mejores familias alguna vez en la vida: te has quedado prendada de una cosa de dudoso gusto y ni tú misma tienes claro si te convence o no, pero algo en ella te atrae irremisiblemente. Incluso te da vergüenza preguntarle a tus conocidos qué les parece, porque sabes que es muy probable que tuerzan el gesto y te miren con expresión de sorpresa. Pero qué le vas a hacer... ¡Te gusta, diablos!

Seguro que os ha pasado, ¿a que sí? Ahí, el gran dilema es si te lo compras o no. Y en caso de que ya hayas caído en la tentación, ahora lo difícil es dar el paso de ponérselo.

Pues bien, a mí eso me ha pasado. Varias veces. Me tengo por una persona discreta, no sé si de buen gusto o no, pero al menos doy el pego. Pero de vez en cuando me he dejado arrastrar por esa fuerza irresistible que me ha impulsado a comprar algo condenado a ser admirado en secreto. Cuando era soltera no tenía mayor importancia, pero cuando estoy en pareja, si dudo, siempre suelo preguntar. Y claro, no siempre recibo la opinión que quiero oír, lo cual es un fastidio. Porque tu objeto de deseo te seguirá gustando, pero ya no es lo mismo. Tratas de quitártelo de la cabeza y te dices: "claro, si es que es una horterada", pero no sirve de nada, tu impulso primitivo es más fuerte.

Además, con esto de poder comprar por internet, los errores y las compras controvertidas se multiplican. Como ya no lo tienes que escoger en una tienda y pasearlo ante la gente en tu camino al probador, es más difícil que algo te frene.

Todo esto lo digo porque me gustan unos botines que rozan la barrera de lo hortera de una manera interesante. Al menos soy consciente de ello, pero eso no impide que me encanten. Y ahí estoy, contemplándolos desde el anonimato de internet y esperando el momento en que bajen tanto de precio que ya no importe demasiado si me los pongo o no.

Lo sé, lo sé, sueno horriblemente frívola y superficial, pero todos tenemos debilidades, y yo no soy una excepción.

El quid de la cuestión es que ya tengo algún par de zapatos que no debí comprarme nunca, y que, aunque me siguen gustando casi como el primer día, no encuentro el momento de ponérmelos, porque no siempre estoy preparada para soportar las miradas de guasa de la gente. Y no quiero repetir ese error. 

Lo más fácil es decir eso de: "si te gusta a ti, ¿qué te importan los demás?", pero es que el asunto está en que yo misma sé que rozan el mal gusto, y eso me cuesta más ignorarlo.

En fin, ya veremos qué pasa. De momento seguiré dándole vueltas, porque además, ahora que llevo una larga temporada sin comprar nada de nada, sería una pena echar a perder esa buena conducta por un artículo que no verá jamás la luz... de la calle.

¿A vosotras hay algo así que os haya hecho dudar de vuestro propio gusto?




Comentarios

Yaiza ha dicho que…
Hola guapa!!! Y si lo que te compras no es que sea una hortelana sino que te queda mal aunque te guste a rabiar??? Pues eso me ha pasado a mi en más de una ocasión, que algo me gusta, me lo pruebo, me queda mal y aún así lo compro porque me encanta y se que va a quedar en el armario para siempre pero tengo la esperanza de que algún día me lo pondré..... Un desastre.... Será que no tenemos remedio????

Besos

Yaiza
Yaiza ha dicho que…
Quería decir horterada.... Este corrector me vuelve loca, jajaja

Besos
Tasha ha dicho que…
Hola, Yaiza! De esos errores está el armario lleno, jeje.

A mí también me ha pasado que me he comprado algo que no me quedaba mal, pero he tardado tanto en ir a estrenarlo, que el día que me lo he querido poner ya no me quedaba igual. Por haber engordado o por lo que sea. El caso es que no me veo, y sigo sin estrenarlo. Aunque poco a poco estoy consiguiendo no cometer más estupideces como ésa.

Pero la horterada...ay, la horterada es una cosa que no me puedo quitar de la cabeza. :D

Besos!
Anónimo ha dicho que…
Contestando la última pregunta: Sí, y varias veces.

Y sí, es verdad que me los pongo poco o casi nunca, pero me da igual, es como si me compro un cuadro que me encanta aunque no encaja dentro de "mi gusto reconocido" y además, no le encuentro sitio entre la decoración de mi casa pero sigo adorándolo aunque no pueda exponerlo. Es lo malo de tener gustos variados, a veces.

Yo me lo compraría si está a un precio razonable, aún a sabiendas de que no va a ser algo útil ni amortizado.

He dicho.

Yo también tengo mi lado frívolo, superficial y caprichoso.

Por cierto, Feliz Año!! No he estado mucho por aquí estos días y tengo un montón de entradas que leer todavía.

Un beso,
María
Tasha ha dicho que…
María, te echaba de menos ;)

Jeje, me ha hecho gracia tu confesión. Pues mira, la verdad es que si tuviera dinero (que no es el caso), me los compraría, me has convencido. Supongo que por eso tengo el armario lleno de cosas "dudosas", porque antes tenía dinero y no me lo pensaba tanto. Pero como ahora me tengo que sujetar...

Total, que de momento no va a poder ser, pero a lo mejor en un futuro próximo, caen.

Besos!