Moda en confinamiento en tiempos de Coronavirus



Hay que ver, me da hasta reparo escribir la palabra "coronavirus". Qué pesadilla estamos viviendo, unos más que otros. Pero está claro que para toda la humanidad habrá un antes y un después de esta terrible crisis sanitaria y consecuente crisis económica que se nos echa encima.

Por supuesto que preocuparse por temas como la moda en estas circunstancias parece una frivolidad absoluta; y seguramente lo es, pero, por otro lado, la moda nos ofrece una vía de escape, una pequeña ilusión de volver a nuestra normalidad y a disfrutar de las cosas intrascendentes.


Lo que es evidente es que nuestra escala de valores va a cambiar.


Nuestros mayores - que tantísimo están sufriendo estos días-, ya han pasado por otros momentos difíciles a lo largo de sus vidas. Y con más privaciones que ahora, porque al fin y al cabo lo único que tenemos que hacer nosotros para protegernos durante esta pandemia es quedarnos a salvo en nuestras confortables casas y salir con menos frecuencia a nuestros bien surtidos supermercados y farmacias.


Pero ellos han vivido guerras, de ésas en las que el enemigo te quería matar y en las que los bienes más indispensables se volvían imposibles de adquirir, y de ello han aprendido a valorar las cosas en su justa medida y a no darlas por sentadas. Y eso es lo que nos va a enseñar esta particular "guerra" que nos ha tocado sufrir en nuestros días.


Es curioso que la mayoría de nosotros estemos sintiendo la necesidad de aprender nuevas aficiones, de coser, de tocar un instrumento, de aprender idiomas, hacer manualidades, pintar o dibujar... De pronto nos volvemos más creativos, y comprobamos que quien mejor lleva este confinamiento es el que más recursos tiene para alimentar su "vida interior".

En cuanto a nuestra relación actual con la moda, está claro que nuestro interés sigue ahí, pero tiene que adaptarse a las circunstancias. Tantos días encerradas, vestidas con el "pijándal", como he leído por ahí, acrecientan nuestras ansias de arreglarnos para salir de casa (cuando se pueda).


Yo me estoy entreteniendo visitando publicaciones sobre moda, buscando ideas para llevar a la práctica cuando pueda pisar la calle y dándole vueltas a todo lo que tengo para ver qué posibilidades tiene mi armario y en las que aún no había caído.


Como no podemos comprar (bueno, por internet sí, pero a mí no me parece muy prudente en mis circunstancias actuales, y tampoco le veo ningún sentido, la verdad), es el momento de poner en orden nuestro arsenal estilístico. 


Yo estoy aprovechando para hacer arreglillos en mi ropa. Además, voy a indultar algunas prendas que tenía apartadas en una bolsa para deshacerme de ellas, y voy a tratar de darles una segunda vida.


Además es una buena oportunidad para buscar inspiración en la red y aplicarla a esas prendas de las que ya disponemos, que por otro lado será la mejor forma de crear un estilo único y personal.

Y, sin duda, siempre es buen momento para cuidarnos, para adquirir hábitos saludables, buscar un estilo más natural y manejable...


Pero lo más importante es que aprendamos a valorar lo que tenemos, porque está claro que nuestro mundo puede cambiar en un suspiro, como hemos comprobado. No siempre vamos a vivir en la abundancia con todos los caprichos a nuestro alcance, y hay que estar preparados para adaptarse a las vacas flacas. Somos unos privilegiados y deberíamos ser conscientes de ello.


Seamos sostenibles. Vamos a cuidar las cosas, a mimarlas y a comprar con sentido común cuando llegue el momento de hacerlo. Vamos a invertir en prendas duraderas y a alargar la vida de las que ya tenemos. Intentemos llevar una vida más lógica y más respetuosa con el entorno, porque seguro que todos saldremos beneficiados.


Y vosotras, ¿cómo estáis encarando estos días para evadiros un poco de tanta incertidumbre y preocupación?



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